Tarta de queso sin horno o Tarta de queso fría
Aquí te vamos a enseñar a realizar la tarta de queso que no necesita horno y que para homogeneizar su masa se utilice gelatina para conseguir que se mantenga cremosa a la vez que derecha y no se derrumbe. Ya sabes que la tarta de queso La Viña que sí utiliza horno son los propios huevos y el calor del horno los que hacen que la tarta sea homogénea y sólida, aquí utilizaremos gelatina para que se mantenga homogénea.
Tabla de contenidos
Receta de Tarta de Queso Philadelphia Sin Horno o Fría
Esta es la tarta de queso fría que podrás disfrutar a temperatura ambiente, sin horno y con una mayor cremosidad que la de horno. El procedimiento de la tarta de queso sin horno comienza mezclando los ingredientes en un cazo a fuego lento, por lo que el proceso comienza caliente y debemos dejar reposar la mezcla en el frigorífico para que se enfríe y la masa quede cuajada. Recuerda que en la tarta de queso al horno hemos utilizado ingredientes como el huevo y harina para conseguir la masa homogénea, aquí utilizaremos la cuajada o gelatina para que la masa quede compacta y no se desmorone.
Para esta receta se recomienda utilizar de nuevo un molde desmontable de 24cm de diámetro. En este caso utilizaré un tuperware, pero se recomienda el molde desmontable ya que aunque engrasemos con mantequilla el molde, puede pegarse a los bordes y que sea difícil de sacar. Recuerda que al ser una masa más cremosa, se puede deshacer más fácilmente si queda pegado a los bordes.
👩🍳 Ingredientes para esta receta – Para 8 personas
- 500gr Queso Philadelphia
- 10 laminas de gelatina neutra sin sabor
- 100gr Azúcar
- 400ml de Nata para montar
- 100gr mermelada de fresa
- 1 cucharada de Esencia de Vainilla (opcional)
- 15gr Mantequilla
- 120gr de galletas
Antes de empezar, los ingredientes deben estar a temperatura ambiente para facilitar su mezcla y no estén endurecidos. En especial, el queso.
1️⃣ Lo primero es engrasar el recipiente. De nuevo utilizaremos la mantequilla para tratar de que la mezcla no se pegue a las paredes del recipiente. En este caso, al igual que el anterior, también podéis usar papel de horno con la mantequilla para sacar la mezcla con éxito del recipiente. La mantequilla a temperatura ambiente se untará mejor. Cuando tengamos el recipiente engrasado por todos los lados y base, toca moler las galletas para formar una base sólida para la mezcla.
Trituramos las galletas hasta dejarla algo granulada. Es importante no dejar grandes trozos de galleta, que quede bien triturada con un mortero o con una picadora. Cuando lo tengamos, lo vertemos a la base del molde. Repartimos la galleta por toda la base y es muy importante cubrir por completo la base de galleta para que la mezcla liquida solo entre en contacto con la galleta en su base. No puede haber fisuras ni agujeros en base. Cuando tengamos la galleta bien repartida en el molde, lo apartamos en un frigorífico para que el molde empiece a enfriar.
2️⃣ Lo segundo es empezar con la mezcla. Para ello cogemos un bol para verter los ingredientes a temperatura ambiente. Vertemos el queso, el azúcar y la nata para montar. Comenzamos a batir no con mucha fuerza la mezcla durante unos minutos. Podemos añadir la vainilla opcional en la mezcla. Cuando notemos que la mezcla se va endureciendo, paramos ya que es momento de colocarlo en un cazo a fuego lento. Una vez vertida la mezcla en el cazo puesto a fuego lento, meneamos la mezcla para que poco a poco vaya cogiendo calor y se vaya deshaciendo la masa volviéndose liquida en el cazo. Importante no dejar de menear.
Mientras se va calentando la mezcla, aprovechamos para diluir la gelatina. Para ello en un plato hondo u otro recipiente similar, ponemos las láminas de gelatina con agua. Para la tarta utilizaremos 8 láminas de gelatina y para la base de mermelada de fresa reservaremos otras 2 láminas de gelatina a parte. Las 8 láminas de gelatina deben quedar completamente sumergidas en agua para que puedan diluirse bien durante unos minutos. Puedes verlo mejor en las instrucciones del fabricante de la gelatina. La gelatina debe quedar sumergida en agua aproximadamente unos 8 minutos.
3️⃣ Lo tercero es combinar la mezcla del cazo con la gelatina. Cuando la mezcla no tenga grumos y quede completamente liquida en el cazo, es momento de añadir la gelatina. Para ello no hemos parado de remover y observar como la mezcla se ha vuelto liquida con un cierto espesor, ahora quedará más espeso con la gelatina. Utilizaremos un colador para separar la gelatina del agua. Cuando en el colador solo quede la gelatina sin agua, es momento de añadirlo al cazo. Seguimos removiendo para que la gelatina se reparta bien en la mezcla a fuego lento. Pasados unos 10 minutos aproximadamente, la mezcla habrá terminado y podremos apagar el fuego y dirigir la mezcla al recipiente engrasado con base de galletas.
4️⃣ Lo cuarto es verter con cuidado la mezcla en el recipiente. Estamos viendo el contraste entre el frio y el calor, por lo que se debe hacer con cuidado para que la mezcla quede como una masa homogénea cuando esté en reposo. Si la tarta de queso al horno te ha parecido larga a la hora de realizar el reposo, ésta no se queda atrás. Recomendamos que la mezcla permanezca en el recipiente unas 8 horas para que la masa resulte homogénea y endurecida. Todo este tiempo debe estar en el frigorífico. Si observas que al agitar levemente el recipiente, la mezcla sigue líquida, deberás esperar un poco más.
5️⃣ Lo quinto y opcional, aunque realmente merece la pena hacerlo para que nos quede una tarta deliciosa. Ahora toca ponernos con la mermelada de fresa que para ello verteremos en un cazo a fuego lento para que los grumos se vayan diluyendo. Volvemos a repetir el procedimiento de la gelatina. Sumergimos en agua 2 laminas de gelatina y cuando pasen 8 minutos, lo retiramos del agua y añadimos a la mermelada caliente del cazo. Se remueve unos minutos más para que se reparta bien la mezcla.
Una vez vemos que no quedan grumos y se ha repartido bien, apartamos el cazo del fuego y dejamos 1 minutos para que la mezcla de mermelada enfríe un poco. La mermelada no debe quedar fría, sino se pegará al cazo. Vertemos la mermelada encima de la tarta y repartimos bien para que quede toda la superficie de la tarta recubierta de la mermelada cocinada. Nuevamente, dejamos reposar en la nevera para que se vuelva a enfriar la mezcla durante un par de horas, aunque nosotros aconsejamos varias horas más de reposo. Cuando observemos que la mezcla ha quedado sólida además de la mermelada, ya estará lista para comer.
¿Te sabe a poco? Te dejo por aquí cómo lo puedes combinar.
- Con frutas: Muchas personas ponen además de la superficie de mermelada, unas pequeñas fresas, frutos rojos o confeti para que tenga un toque más natural y clásico de las tartas.
- Con chocolate u Oreo: Podemos también recubrir nuestra tarta con chocolate y en los bordes poner galletas Oreo para que quede visualmente más atractivo.
¿Crees que lo puedes hacer mejor si lo ves en un vídeo?
Te aviso que el procedimiento no es exactamente igual, pero aquí te muestro un vídeo que lo hace lo más parecido posible a la receta que te muestro.